Este resultó bastante simple y casi no tuve complicaciones. La mayor parte del trabajo fue, obviamente, obtener las medidas, dado que me cambiaron el diseño del mueble una decena de veces e incluso una vez terminado había cosas que no quedaron como mi hermanito querido quería, jajaja.
Una vez obtenidas las medidas de cada placa de mdf de 18 mm, lo único que tuve que hacer fue pedirlas en easy, que ya te las venden cortadas y tienen un margen de error de solo + - 1 mm, así que en eso practicamente no hubo problema.
Luego procedimos a presentarlo para ver que las placas tuvieran todas las medidas correspondientes y no nos apareciera un problema a mitad del armado.
Una vez conformes con la presentación del mueble, lo comenzamos a ensamblar. Para esto utilizamos unas prensas angulares para sujetar las placas a 90° unas con las otras, y simplemente las agujereamos con unas mechas finitas, para que al colocar los tornillos estos no hicieran tanta fuerza. Acá fue donde tuvimos el primer problema, el agujero resultó ser muy amplio y le quitó rigidez al mueble, esto lo solucionamos colocándole tornillos apenas más gruesos para que hicieran más presión, y de esta manera el mueble duplicó facilmente la estabilidad.
Cuando lo tuvimos armado y vimos que todo estaba donde tenía que estar, le fui sacando los tornillos de a uno para hacerles un agujero para la cabeza de los tornillos, para que así quedaran empotrados en la madera, y una vez pintado el mueble estos no se vieran.
Solo faltaba el color, así que lo desarmamos para pintarlo, trabajo que hizo mi hermano con mi cuñada, y nada más. Le dieron una base a toda la estructura para que agarre mejor la pintura, y pintaron una parte de blanco y otra con símil madera, a pesar de que no le tenía mucha fe al símil madera, quedo bastante bueno.
Una vez armado pintaron los cantos y voi la, mueble terminado.
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